Hay quienes miran la tabla y dicen que Deportes Iquique está condenado. Que con apenas 14 puntos, el Dragón ya está herido de muerte. Que los números no le alcanzan, que la diferencia de gol lo hunde, que ya no depende de sí mismo.
Pero los números no saben de historia. Las estadísticas no entienden de identidad. Y los rivales se olvidan que en este puerto, el fuego nunca se apaga.
Porque Iquique nació en combate.
El 21 de mayo, cuando todo Chile recuerda a Prat, Iquique recuerda también al que se quedó en el mar: Estanislao Loaiza, el boxeador que defendiendo a su gente. Él no peleó por una medalla. Peleó porque a un iquiqueño no se le rinde el alma aunque el cuerpo ya no dé.
Hoy el Dragón Celeste está herido. Sí. Pero los dragones no mueren: despiertan.
Quedan seis batallas. Seis finales. Y no se trata sólo de sumar puntos.
Se trata de demostrar que la camiseta celeste no la lleva cualquiera.
- Que la hinchada del tablón, la de las banderas en el viento salino, no abandonará jamás.
- Que la historia del fútbol chileno tiene capítulos escritos por Iquique: ascensos heroicos, campañas inolvidables, clásicos ganados con garra.
- Que más de una vez dijeron “Iquique está listo para descender”… y terminó celebrando en la Plaza Prat.
Hoy, más que nunca, el equipo necesita creer.
Creer que se puede ganar dos partidos seguidos aunque nadie lo espere.
Creer que se puede remontar un 0-2 con puro corazón.
Creer que el rival también tiembla cuando escucha “Vamos Iquique mierda” retumbando en el estadio.
⚓ Porque el que conoce la pampa… sabe resistir el calor.
🌊 El que nació frente al mar… sabe remar contra corriente.
🐉 Y el que lleva un dragón en el pecho… no le teme a la caída, porque sabe volar.
“La cuenta de puntos podrá decir que estamos en el fondo…
pero la historia dice que el Dragón siempre vuelve.”
Y en estas seis fechas, Iquique no jugará solo.
Jugará con su gente, con sus mártires, con su historia y con su orgullo salitrero.