Eduardo anota el gol, con el portero en el suelo. A posterior se supo que el portero sufrió corte de tendón de Aquiles. En la mente de Eduardo está Chile primero, y se encamina con arco descubierto a anotar uno de los goles más amargos de nuestro fútbol. Comparar la escena con lo de Roberto, si bien en circunstancias distintas, no está alejado de la realidad actual, donde ganar es lo más importante, y no importa a qué precio…
Todos quienes veíamos el partido sabíamos que era Bolivia, que no era la final del mundial o de una Copa América, ya que Bolivia siempre ha sido un rival menor con el que tenemos más victorias que derrotas. La pregunta es simple…
¿Tú habrías hecho el gol?
De igual forma con el juego mostrado, seguramente perdíamos, pero qué hubiese ocurrido si Eduardo tirase ese gol fuera, imaginen la escena. Avanza hacia el arco, se detiene, la tira afuera… Y dice «así no». Ese gesto nos habría puesto en un lugar de honor como país, y a él en una dimensión donde pocos pueden estar; la derrota futbolística inminente a esa altura… hubiese pasado a segundo plano; sin embargo, con el diario de hoy, es fácil criticar lo hecho ayer.
La realidad es dura con nosotros y nos muestra escenarios complejos. Volvimos a ser malos para la pelota; el «si se puede», tan vilipendiado por nuestras últimas proezas futbolísticas, es más cercano que el Chile campeón; y la desprolijidad y desesperación por ganar, nos hacen tomar, a lo menos, decisiones cuestionables.
