El Estadio Monumental de River Plate fue el escenario de un nuevo lamento chileno. La Roja , que había llegado a Buenos Aires con esperanzas de reivindicación, terminó desvaneciéndose bajo el peso de una derrota contundente por 3-0 ante Argentina (El Super Campeón Actual). La actuación del equipo chileno, deslucida y sin brillo, dejó un sabor amargo y una profunda preocupación por el futuro del fútbol nacional.
Desde el primer minuto, se hizo evidente que el equipo chileno no estaba a la altura de su oponente. Argentina, con un juego fluido y preciso, dominó el partido con una clara intención de marcar su territorio. El primer gol llegó al minuto 48, cuando Alexis Mac Allister, con un remate certero , aprovechó un desajuste defensivo chileno para abrir el marcador. La defensa chilena, desorganizada y lenta, no pudo contener el ímpetu argentino.
El segundo gol llegó en el minuto 84, cuando Julián Álvarez, tras una excelente robo de balon en salida, remató con precisión desde fuera del área para estirar la ventaja argentina y dejar el marcador 2 a cero. La falta de coordinación en la zaga chilena , y el desánimo se apoderó de los jugadores chilenos, que parecían estar en un estado de confusión y resignación, si bien a entrada de Carlos palacios entrego algo mas de Futbol no alcanzo para mostrar una mejora en el juego colectivo. El tercer tanto, anotado por Enzo Fernández a los 90+1, sello la derrota.
La falta de alma y de competitividad en el equipo fue palpable. Las líneas defensivas mostraron una falta de coordinación alarmante, y el medio campo no logró conectar con los delanteros. La ofensiva chilena, que debería haber sido un punto de referencia, se mostró inofensiva y carente de ideas. (La historia nos muestra que el 10 bueno para la pelota, es necesario en nuestro esquema de juego para ser competitivos), prueba de ello, son Valdivia, Jimenez, Matías Fernandez, , Alexis, Arrue, Mirosevic, Millar etc.
Este encuentro resalta una realidad que no quisimos ver, y que parece estar lejos de recuperar la grandeza de tiempos pasados. La esperanza de clasificación se diluye con cada partido que pasa, y la necesidad de una reestructuración en el equipo se vuelve cada vez más urgente. Bolivia el rival vencido en el papel desde antaño, se transforma en la actualidad en el rival a vencer, algo cambio, algo hicimos mal, y debemos hacernos cargo.
La derrota ante Argentina no solo fue un golpe en el marcador, sino una llamada de atención sobre la necesidad de un cambio radical. Chile debe revisar sus estrategias y reforzar su equipo si quiere volver a ser competitivo en el escenario internacional. La noche en el Monumental será recordada por la falta de carácter y la ausencia de una verdadera representación de lo que solíamos ser.