Este fin de semana, el fútbol chileno vivió una jornada memorable en la Tercera División. Todo comenzó en el Estadio Municipal Manuel Rojas de Colina, donde se disputaba un esperado encuentro entre Deportes Colina y Brujas de Salamanca, en el marco de la fecha 17 del torneo.
El día estaba fresco, y la tensión en el ambiente era palpable. Ambos equipos sabían lo que estaba en juego: para Salamanca, la posibilidad de mantener su impresionante invicto de 15 partidos; para Colina, la oportunidad de seguir en la pelea por los primeros puestos .
El silbatazo inicial sonó, y con él, comenzó la sorpresa. Salamanca, acostumbrado a su juego metódico, decidió mover el balón hacia atrás, buscando construir desde el fondo. Sin embargo, Colina tenía otros planes. En un destello de intensidad, el equipo local salió a presionar desde el primer segundo. Lo que siguió fue una secuencia vertiginosa: un par de rebotes, una mala salida de la defensa rival, y, antes de que los espectadores pudieran darse cuenta, el balón ya estaba en el fondo de la red con un disparo certero de Marcelo Riquelme.
El cronómetro marcaba apenas 10 segundos. Era un récord, igualando con ello al de Roy Makkay en la UEFA Champions League temporada 2006/07 del Bayer contra el Real Madrid. Nunca antes se había visto algo así en la categoría. El asombro se apoderó del estadio, y las gradas estallaron en una mezcla de incredulidad y euforia.
El partido, lejos de resolverse tan temprano, se tornó en una verdadera batalla. Salamanca, herido en su orgullo, salió con todo en busca del empate, mientras que Colina defendía con uñas y dientes su ventaja. La intensidad del juego no decayó en ningún momento, y las oportunidades se sucedieron en ambas porterías. Salamanca encuentra el empate en una buena jugada desde el sector derecho, ganando linea de fondo y con un impecable centro al segundo palo, y un certero cabezazo decreta empate parcial
Finalmente, el marcador quedó 2-1 a favor de Deportes Colina, un triunfo que tuvo un doble significado. No solo sumaron tres puntos valiosos, y los dejan en la segunda posición de la tabla, sino que también pusieron fin a la racha invicta de Brujas de Salamanca, un equipo que había dominado el campeonato hasta entonces.
Cuando el árbitro dio el pitazo final, los jugadores de Colina celebraron con la misma intensidad con la que habían jugado. Sabían que no era solo una victoria más; habían hecho historia.
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